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Leer la Parasha y Haftará

En nuestra parashá de esta semana, la Torá deja muy claramente establecido la posición de autoridad que el hombre tiene sobre la mujer, cuando ella es su esposa o su hija, diciéndonos que todos los votos o prohibiciones que una mujer se autoimponga en nombre del Eterno debe cumplir, pero que su obligación de cumplir está supeditada a la aprobación o rechazo por parte de un hombre, de su padre si es soltera y de su esposo si está casada.

Matot 30:13 Pero si su marido los revocare el día que los oyó, todo lo que salió de boca de ella respecto de sus votos o la prohibición sobre sí misma no tendrán validez; su marido los revocó y El Eterno la perdonará.

El hombre definitivamente tiene una posición vital de autoridad sobre la mujer, a tal grado que él puede hacer que sus votos sean no válidos delante del Eterno, un voto que es hecho con voluntad propia de la mujer está supeditado a la autorización de un hombre, padre o esposo.  Esta es una verdad bíblica innegable e irrefutable.

Pero esa autoridad sacada de su contexto hebreo, hace que hombres religiosos, egoístas e ignorantes de la verdad, hagan de sus esposas e hijas mujeres esclavas y desvalorizadas.  Una posición de autoridad por sobre otras personas, hace que el ego de un hombre crezca de tal manera que puede perder la razón, y convertirse de un esposo y padre a un tirano esclavizador, que lo único que busca constantemente es resaltar su superioridad para poder constantemente sojuzgar sin ningún tipo de reclamos.

Este tipo de trato debe ser constante, porque es la única manera de mantener vivo ese estímulo vivo en el ego del hombre, que los hace sentirse grandes y dignos de admiración, cuando lo único que logran sembrar en los corazones de sus cónyuges e hijas, es baja autoestima, traumas emocionales y mentales, que las llevan a la infelicidad que se manifiesta en enfermedades y muerte.

La parashá también dice:

30:16 Pero si él los revocare tras haberlos oído, él cargará con la iniquidad de ella».

AUTORIDAD ES RESPONSABILIDAD

La Torá es clara cuando hace responsable al hombre de la vida de la mujer, todos aquellos que buscan puestos de autoridad con emoción y alegría cuando lo logran, no están pensando que esa autoridad representa responsabilidad ante todo, ser responsable de que las personas que están bajo ese puesto de autoridad alcancen sus objetivos conforme a la Voluntad Divina.  Moshé, un hombre llamado a ser el líder de un pueblo compuesto de 603,000 hombres, con sus familias, rechazó varias veces ese puesto de autoridad, aunque en igual número de veces el Eterno mismo le aseguró que El mismo estaría con él, apoyándolo en todo.  La propuesta de semejante puesto de autoridad no alimento el ego de Moshé, él sabía la responsabilidad que ese puesto significaba, que el pueblo entrara a la tierra prometida, aunque para eso él tenía que morir en el desierto, porque el objetivo de un puesto de autoridad, es precisamente ese, pensar en el bien de otros por sobre nuestro propio bienestar, para que ellos alcancen el objetivo que el Eterno tiene para ellos.

El puesto de autoridad, es un puesto para mediar entre dos extremos, es un puesto de kohen que media entre el Eterno y los sub alternos. Es un puesto primariamente de responsabilidad, responsabilidad de ayudar a otros para que alcancen el objetivo que el Eterno tiene para ellas, la autoridad del puesto es sólo para ayudar a cumplir con la responsabilidad.

Kohen

Kohen que traducido es “sacerdote”, según el comentarista clásico judío Rashi, debe traducirse como príncipe cuando el puesto es referente a un lugar geográfico, entonces la misma palabra denota un puesto de autoridad, es más,  así es traducido algunas veces en la Tanaj, pero finalmente la raíz de de la palabra kohem habla de una calidad de intermediario, y en los dos casos, príncipe y cohen esa es la función, una función intermediaria.

El cabeza de hogar es un kohen de su hogar, es un hombre que le es encomendada la responsabilidad primordial de velar y apoyar en todo y por sobre sus propios intereses, para que los miembros de su hogar establezcan y mantenga una relación con el Eterno y alcancen sus objetivos de vida de acuerdo a esa relación.

El temor al Eterno, una vida de justicia y santidad, la felicidad, bienestar, auto realización, auto estima sana, salud mental, emocional y física, son los síntomas en mujeres que tienen un hombre como cabeza de hogar que realiza eficientemente su labor de Kohen, este éxito alcanzado por un hombre en su función de kohen del hogar, representa su victoria como hombre de hogar.  Por eso dice el Rav Shaul en una de sus cartas que “la mujer es la gloria del hombre”.  Lo que la mujer es, habla mucho del hombre que tiene como kohen.

La Torá ordena directamente al hombre el suplir todas las necesidades de su esposa, hasta en la intimidad,  la función de cabeza de hogar es una función de servicio, es una labor de velar constantemente por el bienestar de la esposa y de los hijos más allá de las propias, para eso el hombre debe desarrollar una habilidad para conocer las necesidades y poseer sabiduría para poder abastecerlas.  Un hombre que no escucha a su esposa, no escucha tampoco a la Sabiduría Divina.

Una labor sacerdotal eficiente por parte del hombre de hogar, proyectando hacia los demás lo que él recibe del Cielo, amor, paz, justicia, bondad y benignidad de una manera justa y santa, inspira el respeto y admiración de su familia.

La imposición del respeto y el honor por parte del cabeza de hogar, solo manifiesta debilidad, temores no resueltos, baja autoestima y por sobre todo la incapacidad de poder inspirar a otros.  Todo esto es resultado por la desconexión del hombre con Aquel quien le ha delegado esa función sacerdotal en este mundo y del medio para lograrlo, el Kadosh Baruj Hu y su Sabiduría.

SOLUCION

Un  corazón humilde y consciente de su falta, puede encontrar el perdón del Cielo, y la sabiduría para corregir todo lo que sea necesario corregir, nunca es tarde para evitar hacer más daño a quienes decimos amar. 

La mujer representa la parte femenina de la Presencia Divina, y todo lo que esa feminidad espiritual representa, y ella debe brillar en este mundo, esa es la función del hombre, hacer que ellas brillen, y entonces ese brillo iluminara el rostro del hombre, para bien, para vida y para paz.

¿Soltera?

Una mujer sabia no pone sus ojos sobre un hombre, porque no busca ni necesita de un hombre, sino de un Kohen, un Kohen es el único capaz de hacer de un hogar, el medio adecuado para que la Presencia Divina repose allí, por medio de ella, la mujer.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Israel